He de reconocer que ese primer día de clase fui la que se fijó en ti en el bus.
Puede que por tu aura de soledad, o por tus ojos que me llamaron al instante, o puede que fuera por tu forma de sentarte y escuchar música como si no existieran reglas... Así me habría gustado ser a mí.
Pero el caso es que me fijé en ti y no me arrepiento... Bueno, no mucho.
Sonará típico, pero cada día agradezco a todos esos factores que me incitaron a solicitar plaza en, el ahora, "nuestro" instituto.
Por supuesto, también le agradezco a mi estúpida naturaleza cotilla, que hizo que me atreviera a hablarte.
Y como no, te lo agradezco a ti por no mandarme a paseo cuando te hablé.
"Creo que ese fue nuestro mayor error."
Y este es mi nuevo mundo,
querido diario.
Cuando comenzó todo...
Al salir del instituto me puse a esperar a mi autobús con mi amiga Sofía. Miré a mi alrededor y ahí lo vi. El chico del bus volvía a estar solo.
"¿Por qué no?" Pensé y le hice gestos a Sofía con la cabeza avisándole de mi intención de moverme entre la gente hasta él. Ella me siguió.
Tomé aire y pensé cuidadosamente en qué decirle; pero cuando llegué a su lado solo pude decir:
-Hola.-Me miró desconcertado, justo la misma expresión que debía tener Sofía; supuse.-Tu vas en nuestro bus ¿verdad?
-Eh...
-El que va por la avenida Cervantes.-Dije intentando ayudarle.Miré a la carretera y vi como llegaba.-Ese de ahí.-Lo señalé y él asintió.
-Marina...-Me susurró Sofía, cuya preocupación principal por el momento era conseguir un sitio para las dos.
-Anda vamos.-Le dije y echamos hacia el bus, seguidas por el chico.
Nos sentamos justo detrás de las escaleras; y el chico detrás nuestra.
Parece ser que le causamos alguna impresión; porque a mitad de trayecto fue él el que empezó a hablarnos. ¡Sobre libros ni más ni menos! Mi mayor adicción.
"Ahí supe que él era diferente"